![Ludopatía juvenil: el karma que une a padres e hijos](./uploads/noticias/3/2024/07/20240725113407_ludopatia-juvenil-1811030.jpg)
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En el año 2004, la generación dorada del tenis brillaba en cada torneo que había sobre polvo de ladrillo. Nalbandian, Coria, Gaudio, Zabaleta y Puerta eran los abanderados de “La Legión Argentina” como se llamaba a ese grupo de jugadores que se mantuvieron durante años en la élite.
La final de Roland Garros de aquel año se transformó en una especie de Boca River que al día de hoy aún se recuerda. La jugaron Guillermo Coria y Gastón Gaudio. Las diferencias entre sí comenzaron en un torneo de Hamburgo en 2003 que terminó con una pelea en el vestuario porque Gaudio lo acusó a su rival de inventar calambres.
Con una relación tensa, el país entero se dividió en favor de uno u otro. Coria le dio una paliza al gato en los primeros dos sets y de allí en más el partido cambio: el Gato ganó los siguientes 6/4, 6/1 y 8/6 en el tie break y ganó el torneo más fantástico que se recuerde hasta las apariciones de Del Potro y Nalbandian.
Hoy, 20 años después, Coria se lamenta por no saber cómo manejar su cabeza después de esa final que marcó su descenso estrepitoso como tenista y Gaudio aún recuerda lo especial que fue ganar ese clásico tenístico que terminó siendo el triunfo más importante de su carrera.
Solo dos argentinos ganaron el abierto francés: el propio Gaudio y Guillermo Vilas.