Emanuel Ginóbili es el mejor basquetbolista argentino de todos los tiempos. Su espléndida carrera y el ejemplar comportamiento que siempre demostró -y demuestra- dentro y fuera de la cancha, justifican ese lugar de privilegio que le dan quienes conocen de básquet. El reconocimiento que recibió en los días recientes, al ingresar al salón de la fama de la NBA, no hace más que poner nuevamente de manifiesto su preponderancia dentro de la liga más grande del planeta si nos referimos a este deporte. Este disparador nos da lugar a repasar su trayectoria y a evidenciar su inmensa figura. A su vez, nos permitimos plantear si es o no el mejor deportista argentino de la historia.

Corría el año 1995 cuando un adolescente Manu debutaba en Club Andino de la Rioja, en la Liga Nacional de Básquet. Fue la génesis de lo que sería una carrera intachable y lograda en absoluto. Incluso habiendo cumplido muchas metas más de las que anhelaba por entonces. Su paso por Estudiantes de Bahía Blanca (su ciudad natal), fue la antesala de su estadía en Europa, donde obtuvo 2 MVP consecutivos representando a Virtus Bologna. Los títulos y actuaciones destacadas provocaron que la NBA posara los ojos en él. Y allí comenzaba la era dorada en San Antonio Spurs.

Su debut oficial en Estados Unidos se dio en 2002. Ni el más optimista hubiera ensoñado que allí lograría nada menos que 4 anillos (2003, 2005, 2007 y 2014). Junto a figuras del calibre del francés Tony Parker y de Tim Duncan, supo sellar su paso por los Spurs con una huella imborrable, convirtiéndose en leyenda. Logró disputar 16 temporadas en la NBA, jugando 1.057 encuentros, ubicándose tercero en ese sentido si nos referimos a la historia de San Antonio . A su vez, es el quinto anotador histórico del equipo, y el primero en triples (1.495).

Paralelamente, dejó una marca extraordinaria en el seleccionado nacional, donde participó por primera vez a mediados de 1998. Fue líder de la Generación Dorada y ostenta 9 logros colectivos: medalla de Bronce en el FIBA Américas 1999, medalla de Oro en el FIBA Américas 2001, de Plata en el Mundial 2002 y en el FIBA Américas 2003, de Bronce en el FIBA Diamond Ball 2004, de Oro en los JJOO de Atenas 2004 y en el FIBA Diamond Ball 2008, de Bronce en los JJOO de Pekín 2008 y de Oro en el FIBA Américas 2011. Durante ese brillante era, fue determinante en el mejor equipo argentino de todas las épocas.

A sus 44 años, continúa ligado al básquet como asesor de operaciones y desarrollo de jugadores de la franquicia de la que es ídolo y referente (los Spurs). Allí compitió entre 2002 y 2018, misma época en la que supo ganar todo con la selección. Como si fuera poco, al fantástico rendimiento dentro de la cancha, se le adhiere su comportamiento fuera de ella. Con sumo respeto y educación, demuestra que además de ser un gran basquetbolista es una persona con la inteligencia suficiente como para brillar en otros rubros. Si es o no el mejor de la historia del deporte nacional es un tema debatible, aunque no es descabellado considerarlo de esa forma.