En Argentina, la modalidad de alquiler con opción a compra consiste en un contrato donde el arrendatario vive en la vivienda como inquilino y al mismo tiempo adquiere el derecho exclusivo de comprarla en un plazo determinado, a un precio fijado de antemano. Durante ese período, parte del alquiler o una “prima” inicial pueden destinarse a ese objetivo.
Veamos cómo funciona paso a paso:
Primero, se firma un contrato de alquiler con cláusula de opción de compra, donde se fija el precio de venta probable desde el inicio, el plazo para ejercer la opción, y qué parte de lo que se pague en alquiler (o qué prima) se computará hacia la futura compra.
Durante el período pactado, el inquilino paga el alquiler. En muchos casos este monto es mayor al equivalente del alquiler estándar, porque incluye una porción que se acreditará para la compra.
Al vencimiento del plazo, el inquilino tiene la opción —pero no la obligación— de comprar la propiedad al precio acordado. Si decide comprar, se descuenta lo ya pagado (o lo acordado) y se concreta la compraventa. Si no lo hace, pierde el derecho y en muchos contratos pierde la prima o el “extra” abonado.
Ventajas
Para quien alquila: permite “vivir hoy” con la opción de ser dueño mañana, ideal si todavía no tiene los fondos o la calificación para un crédito hipotecario.
Para el propietario/inversor: asegura un ingreso por alquiler y la posibilidad de venta futura, además de que el inquilino tiene un incentivo mayor para mantener el inmueble en buen estado.
Desventajas y riesgos
En contextos inflacionarios o con fuerte variación del tipo de cambio, fijar un precio de venta hoy puede implicar que el propietario pierda si el valor sube o que el inquilino pague de más si baja.
Si el inquilino decide no comprar, todo lo abonado extra se puede “perder” (la prima, los aportes adicionales).
Pueden existir cláusulas complejas que exijan que el arrendatario cumpla con obligaciones adicionales o plazos poco flexibles, lo cual requiere asesoramiento legal.
En el contexto argentino, esta modalidad se vuelve particularmente relevante porque muchas personas tienen dificultad para acceder a un crédito hipotecario tradicional, ya sea por la estabilidad laboral, los requisitos bancarios o la inflación persistente.
Por lo tanto, alquilar con opción a compra emerge como una alternativa intermedia: no es solo alquiler puro, pero tampoco exige la “entrada” de una compra inmediata.