El Ejecutivo nacional anunció que pondrá en marcha una reforma integral del sistema previsional tras las elecciones legislativas, en línea con los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El proyecto apunta a simplificar el sistema, mejorar la equidad y garantizar la sostenibilidad financiera de largo plazo.

Entre los principales cambios se plantea la eliminación o unificación de más de cien regímenes jubilatorios especiales, muchos de ellos con edades de retiro y fórmulas de cálculo diferentes según actividad o provincia. También se analiza equiparar las edades jubilatorias entre hombres y mujeres, e incluso vincularlas a la expectativa de vida y a los años efectivamente aportados.

Otro punto central será la relación directa entre aportes y haber jubilatorio, con la creación de una “prestación proporcional” para quienes no alcancen los años de aporte requeridos. A su vez, se mantendrá la actualización por inflación mientras se debate una nueva ley de movilidad. El Gobierno sostiene que el objetivo es dar previsibilidad, reducir el déficit del sistema y reconocer mejor los aportes individuales.

Impacto para los jubilados actuales

Según fuentes del Ministerio de Capital Humano, los jubilados que hoy cobran sus haberes no perderán derechos adquiridos ni sufrirán modificaciones en las condiciones de sus prestaciones. La actualización seguirá rigiéndose por el índice de inflación mensual y los bonos complementarios se mantendrán en los próximos meses.

De todos modos, los cambios estructurales podrían impactar en las futuras generaciones de jubilados, especialmente en quienes tengan trayectorias laborales intermitentes o con períodos sin aportes. Si se eliminan los regímenes especiales, las nuevas jubilaciones tenderán a ser más homogéneas, con haberes directamente relacionados al historial contributivo.

En el caso de quienes están próximos a jubilarse, se espera una transición gradual: podrían optar por mantener el régimen vigente o adherir al nuevo esquema si les resulta más conveniente. El Gobierno busca que esa transición no afecte la estabilidad de los pagos ni el poder adquisitivo actual.

En síntesis

La reforma previsional de Javier Milei se perfila como uno de los cambios estructurales más profundos del sistema de jubilaciones argentino en décadas. Su meta declarada es equilibrar las cuentas públicas y asegurar la sostenibilidad del sistema, pero el verdadero desafío será hacerlo sin afectar la calidad de vida de los actuales jubilados ni desincentivar el ahorro previsional de los futuros.