La contundente victoria del oficialismo libertario en las elecciones legislativas generó una inmediata lectura en los mercados: mayor respaldo político para avanzar con las reformas y, al mismo tiempo, un horizonte de menor incertidumbre. Esa combinación puede repercutir de distintas formas en el mercado inmobiliario argentino, un sector históricamente sensible al clima económico.
Con el resultado electoral, Milei consolida poder en el Congreso y eso podría traducirse en mayor confianza para los inversores. Si el Gobierno logra mantener la estabilidad cambiaria y reducir el riesgo país, podrían moderarse las expectativas de devaluación y la presión sobre el dólar.
En ese contexto, el ladrillo podría dejar de ser visto solo como refugio ante la inflación para convertirse nuevamente en una opción de inversión con perspectiva de crecimiento.
Otro punto clave será el costo del dinero. Si el nuevo equilibrio político permite una baja de tasas o una mejora en el financiamiento, podrían resurgir lentamente los créditos hipotecarios, una herramienta casi inexistente en los últimos años.
Una inflación en descenso y mayor previsibilidad financiera podrían impulsar la demanda de vivienda, sobre todo en el segmento medio, hoy retraído por la falta de acceso al crédito.
El discurso promercado y las señales de apertura económica también podrían atraer capitales externos hacia el sector inmobiliario. Los inmuebles en dólares, especialmente en zonas premium de Buenos Aires, podrían beneficiarse de un mayor flujo de inversión extranjera y local.
Sin embargo, si las reformas se demoran o generan tensiones sociales, los inversores podrían optar por la cautela y posponer decisiones hasta ver resultados más concretos.
Con un Congreso más alineado, el Gobierno podría impulsar cambios regulatorios para promover la construcción y reducir trabas burocráticas. La flexibilización de normas de edificación, incentivos impositivos o mayor previsibilidad en los contratos de alquiler podrían dinamizar la oferta y contener la suba de precios.
Por el contrario, si la demanda se recupera más rápido que la oferta, es probable que los valores de las propiedades en zonas demandadas vuelvan a subir en dólares.