

París amaneció conmocionada. Cuatro ladrones encapuchados ingresaron al Museo del Louvre disfrazados de obreros, utilizaron una plataforma elevadora para acceder a la Galería Apolo y robaron varias joyas de alto valor, entre ellas una tiara similar a la que aparece en el primer episodio de Lupin. Todo ocurrió en apenas siete minutos, sin disparos ni heridos, pero con una precisión milimétrica.
El paralelismo con Lupin —la serie francesa que se convirtió en un fenómeno mundial en Netflix— es sorprendente. En el episodio inicial, Assane Diop (Omar Sy) se infiltra en el Louvre para sustraer una joya durante una subasta, también disfrazado de empleado de mantenimiento y con un plan de escape que roza lo imposible.
Las redes sociales no tardaron en señalar que los ladrones imitaron paso a paso la secuencia de la ficción, incluso en detalles como la entrada lateral y la logística del vehículo de huida.
El caso provocó un repunte inmediato en las visualizaciones de Lupin. En pocas horas, la serie regresó al Top 10 global de la plataforma. Usuarios de todo el mundo comenzaron a comparar las escenas del robo real con las de la serie, alimentando teorías sobre si los delincuentes se inspiraron directamente en la historia creada por George Kay.
Más allá del escándalo, el hecho también renovó el interés por Arsène Lupin, el legendario personaje literario de Maurice Leblanc que inspiró la serie. El “caballero ladrón” que roba a los ricos con estilo y sin violencia vuelve a ser símbolo de ingenio y audacia… ahora, también en la vida real.