

Axel Kicillof encabezó una contundente victoria electoral en la provincia de Buenos Aires, donde su frente Fuerza Patria alcanzó cerca del 47 % de los votos contra el 34 % de La Libertad Avanza. El triunfo, categórico en el distrito que concentra casi el 40 % del padrón nacional, golpea directamente al Gobierno de Javier Milei, que había puesto gran parte de sus fichas en retener terreno en el bastión bonaerense.
Al reconocer la derrota, Milei fue enfático: “Hoy hemos tenido una clara derrota … si hemos cometido errores, los vamos a asumir y corregir”. Sin embargo, ratificó su rumbo económico: “No se retrocede ni un milímetro en la política del Gobierno; lo vamos a acelerar y profundizar más”.
En su discurso de celebración, Kicillof planteó que el resultado fue un mensaje claro al Presidente. “Las urnas le dijeron que no se puede frenar la obra pública, que no se le puede pegar a los jubilados, que no se puede desfinanciar la salud, la ciencia ni la cultura”, señaló, al tiempo que pidió una reunión con Milei para discutir el rumbo del país.
El resultado marca un punto de inflexión en el mapa político: potencia a Kicillof como principal referente opositor y revitaliza al peronismo, que llega con aire renovado a la previa de las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre. Para Milei, en cambio, el escenario se vuelve más complejo: sin el sostén electoral bonaerense, su margen de maniobra en el Congreso podría quedar seriamente limitado.
La contundencia de la victoria en Buenos Aires también abre interrogantes hacia el futuro. Kicillof emerge fortalecido y ya hay quienes lo proyectan como figura nacional con vistas a 2027. Milei, en tanto, enfrenta el desafío de sostener su agenda liberal en un contexto político cada vez más desafiante.