

Felipe Kopelowicz, CEO de Tulipán, es un tipo común y corriente. Se ríe, hace chistes, se hace cargo de las cargadas y no anda ni con seguridad privada ni tampoco marca la distancia que podría marcar a partir de ser uno de los empresarios más exitoso del país.
Su padre, hace ya muchos años, trajo al país la venta de preservativos. Tras unos años un poco traumáticos, donde los tabúes parecían ponerle un techo a la empresa, la sociedad adoptó como propia una marca que hizo de la publicidad un culto casi sin proponérselo.
Para muchas empresas, los momentos y las oportunidades pueden marcar un antes y un después en su vida comercial. Indudablemente los comerciales que utilizó Tulipán para llegar al público fueron determinantes para instalarse en la sociedad. Pero otro momento clave de la empresa estuvo centrado en a la pandemia de 2020, cuando lejos de dejar de producir, el ingenio logró capear el temporal con ganancias y nuevos productos.
Con desafíos futuros por delante, el CEO de Tulipán, analiza diversas variantes de cómo seguir creciendo. El negocio le permitirá seguir indagando en un ámbito donde la innovación y la confianza con el cliente resulta determinante. Casi tanto como la confianza entre el elefante y la hormiguita…