

Taylor Swift es una de esas pocas figuras que parecen de otro planeta. Pero ¿cómo llegó a convertirse en una de las más exitosas? Un nuevo libro de Kevin Evers, titulado “No existe nada como esto: el genio estratégico de Taylor Swift”, analiza su camino hacia la fama y la fortuna desde una mirada vinculada al mundo de los negocios.
El autor resalta varios rasgos poco habituales en ella, como sus redes de apoyo y su determinación para conseguir lo que quiere. Eso, dice, probablemente ayude a entender por qué alcanzó el lugar que ocupa hoy la artista, conocida en todo el mundo.
La cuarentena por el Covid-19 cambió por completo la forma en que Swift hizo música. "La composición en este álbum fue exactamente como escribiría si no tuviera en cuenta nada más que: '¿Qué palabras quiero escribir? ¿Qué historias quiero contar? ¿Qué melodías quiero cantar? ¿Qué producción es necesaria para contar esas historias?'", explicó.
Evers escribe: "Su empuje se notaba en el hecho de que, con trece años, ya llegaba al estudio con quince o veinte canciones listas. Ese impulso fue clave para su habilidad como compositora y su crecimiento acelerado, lo que dejaba en claro su potencial".
Taylor siguió adelante incluso frente a situaciones difíciles. Cuando recién empezaba, ganó el premio a Mejor Video Femenino en los MTV Video Music Awards de 2009. Pero Kanye West subió al escenario sin aviso y dijo que la ganadora debería haber sido Beyoncé. Según contó Taylor sobre lo que sintió en ese momento: "Era una adolescente que venía del mundo del country y estaba en su primera entrega de premios del pop. Alguien se paró y me marcó un límite: 'Acá no te respetamos. No tendrías que estar en este escenario'. Ese mensaje me quedó grabado en la cabeza más de lo que nadie supo".
Pleasant Rowland, creadora de la marca American Girl, observó con claridad cómo Swift conectaba con su público: "Las estrategias y letras de Swift reflejan su comprensión sutil del rol que sus fans, especialmente las chicas y mujeres jóvenes, esperan que ella cumpla: ayudarlas a expresar lo que sienten y validar quiénes son (su identidad y su autoestima) y, al hacerlo, hacerlas sentir como si tuvieran un vínculo personal, profundo e íntimo con ella".
Evers señala que esa conexión no era casual: "Como Swift escribía sus propias canciones, probablemente estaba mucho más conectada emocionalmente con lo que cantaba. Las letras eran suyas, no de otra persona, y eso se nota en cómo las interpreta. El público lo percibe".