Pablo Cunsolo irradia buena energía. Está con la sonrisa a flor de piel. Disfruta de lo que hace uy como lo hace, no es para menos, después de años de lucharla, se transformó en un artista de la palabra. Utilizó la neurocomuniación para mejorar la vida de miles de personas y también logró llevar al teatro algo impensado: el poder de la palabra, que hasta hace poco tiempo era desacredito por quienes trataban a los coach de chantas...

Claro que sus comienzos no fueron sencillos. Como el de todos en cualquier ámbito. Se esforzó, se preparó, viajó y puso manos a la obra. Su inquietud por aprender lo llevaron donde está hoy. En el teatro y en boca de muchos. Horas de panfleteos, vida un poco hippie y reconocimiento nacional e internacional.

La comunicación y sus cambios le sirvieron para perfeccionarse y entender que no solo hablar bien es hacerlo lindo. “Hoy se comunica bien quien contagia”, expresa. Y no es para menos. El poder de la comunicación lo llevó a ser quien es y a desarrollar un camino que para muchos resultaba impensado algunos años atrás. Para todos menos para él, que está cada vez más convencido de que la palabra y la expresión son determinantes para la vida de las personas.