Trece años tuvieron que esperar los hinchas de Peñarol para ver a su equipo nuevamente en las semifinales de la Copa Libertadores. Por eso se armó una fiesta en el estadio Campeón del Siglo de Montevideo tras el heroico empate sin goles ante el coloso Flamengo. Los dirigidos por Diego Aguirre -campeón como futbolista en 1987 y finalista como entrenador en 2011- hizo valer el 1-0 de la ida en el Maracaná y entonces el Manya se metió entre los cuatro mejores del continente. Chocará ahora contra Botafogo: la ida será en Brasil y la vuelta en Uruguay.

La última vez que llegó a esta instancia fue en 2011, cuando eliminó a Vélez y perdió la final ante el Santos de Neymar en medio de un final escandaloso. 13 años después buscará volver a hacer historia y demostrar por qué es uno de los equipos más coperos del continente.

Flamengo quedó herido. Se hablará mucho del fracaso del equipo que comanda Tite, que se reforzó como ninguno para quedarse con este trofeo. Pagó, por ejemplo, 18 millones de euros por el ex Racing Carlos Alcaraz, que no ingresó. También desembolsó varios millones para repatriar al lateral Alex Sandro, al atacante Michael y al ecuatoriano Gonzalo Plata. Antes habían llegado Nicolás De la Cruz, Matías Viña, Agustín Rossi y Luiz Araujo, que se sumaron a Gerson, Gabigol, De Arrascaeta y Bruno Henrique.

Un dato: el plantel de Flamengo tiene un valor de mercado de 207 millones de euros y Peñarol de 33. Otra estadística: ya quedaron eliminados Flamengo, Fluminense y Palmeiras, los ganadores de las últimas 5 ediciones del torneo.

Del otro lado de la llave River y Atlético Mineiro tendrán otro duelo apasionante donde definirán quienes serán los protagonistas de la final del 30 de noviembre en el Monumental.