domingo 15 de septiembre de 2024 - Edición Nº2111

Últimas noticias | 25 abr 2023

El dólar se transformó una obsesión que está terminado con el país

Como en pocos lugares del mundo, el argentino tiene una devoción por el dólar que se ha transformado en una obsesión muy peligrosa. Complejo de inferioridad, aires de grandeza y un país virtualmente fundido.


Argentina es un país que tiene aires de grandeza. El argentino es reconocido en el mundo por sus ínfulas. Nos creemos (más allá de que en algunas cosas lo somos) los mejores del mundo. Futbol, hockey, rugby, la 9 de julio, el dulce de leche, el mate… y siguen las distinciones.

Acaso esa creencia tan particular que tenemos de nosotros mismos nos ha llevado, peligrosamente, a creernos una potencia económica también.  

Argentina es el único país del mundo en el que los trabajadores ganan en pesos, los impuestos se pagan en pesos y las casas se compran en dólares. Los ahorros buscamos que sean en dólares. Nuestra vida se rige por la ilegalidad de la venta de una moneda que escasea en plena calle; justo ahí, donde la inseguridad no llega a pesar de la tentación que refiere para los delincuentes, que otros delincuentes tengan ese tesoro verde tan preciado.

¿Por qué el dólar?

Es la pregunta del millón. Si bien es inobjetable que su valor rige economías mundiales más allá de EEUU, no hay otro país en el mundo en el que se le preste tanta atención a la moneda norteamericana como en el nuestro.

De hecho, para muchos argentinos la mejor etapa del país fue el momento en el que Carlos Menem aplicó la Ley de Convertibilidad mediante la cual un peso equivalía a un dólar. Dicha medida sirvió para que millones de argentinos se sintieran potencia por un rato, mientras el país vendía  activos que dejaron un tendal de pobreza e inflación pocas veces vista en la historia.

Hoy, el dólar se volvió una obsesión difícil de contener. La devaluación de la moneda nacional es por demás elocuente. La inflación pone en duda que el Gobierno llegue al final del mandato. La oposición, irresponsablemente, pide que el país sea desfinanciado para ganar una elección. La pobreza toca niveles impensados. Y aún así, un reducido grupo de empresarios provocó una corrida sabiendo que las consecuencias para el país serán letales.

Los argentinos y el dólar bien podría ser el título de una película de terror. El final parece estar cada vez más cerca, mientras la compulsa electoral y el enriquecimiento  de la punta de la pirámide se funden en una confusión constante. Mientras tanto, nadie piensa en las bases, que ven como lo poco que tienen se va licuando con cada peso que pierde valor.

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