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Deportes | 14 mar 2022

Fútbol argentino: desigualdad de condiciones


El torneo de Primera División del fútbol argentino es considerado uno de los más competitivos del continente. Por el espíritu amateur de algunos futbolistas, por el hambre de gloria, por la idiosincrasia nacional que genera que los clubes más chicos sientan que pueden batallar ante los gigantes, entre otras razones. No obstante, vale hacer hincapié en las evidentes diferencias, sobre todo económicas, que radican entre los clubes. Así como Boca y River se pueden dar el lujo de invertir en cada mercado de pases, la mayoría de las instituciones apenas logran subsistir con las herramientas que tienen día a día.

Boca gastó en el último mercado de pases más de 8 millones y medio de dólares. Se reforzó con figuras como Darío Benedetto y Pol Fernández, 2 jugadores que regresaron al club. River, si bien desembolsó menos dinero (casi 6 millones de dólares), trajo futbolistas como Juanfer Quintero, Tomás Pochettino, Esequiel Barco, Emanuel Mammana y Leandro González Pirez. De un lado y del otro, nombres inalcanzables en el resto de los equipos. Es más, varios de estos futbolistas nisiquiera son titulares, lo que pone de manifiesto el recambio que tienen tanto Gallardo como Battaglia.

Si bien no tiene la billetera de los 2 gigantes, Racing puso más de 9 millones de dólares durante en reciente mercado. Edwin Cardona fue su incorporación estelar, cuyo pase fue adquirido en un 50 % por un valor que ronda los 3.3 millones de dólares. En tanto, ni San Lorenzo ni Independiente hicieron erogaciones importantes de dinero: ninguno gastó más de 500 mil dólares, al igual que la mayoría de los equipos, a excepción de Colón y Defensa y Justicia, entre otros.

La realidad marca que River y Boca juegan con ventaja: ostentan jugadores de nivel europeo y presentan un recambio que en los demás resulta inviable. Las diferencias, en líneas generales, son económicas, aunque existen argumentos de otra índole que explican el abismo que separa a los 2 más grandes del resto, que dicho sea de paso, precisa vender para subsistir. De ese modo, el torneo se torna más desigual, aunque la competitividad nunca se pierde en el fútbol argentino, a pesar de las desigualdades que se notan con cada vez más claridad.

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