Ante un escenario económico volátil y presiones cambiarias, la administración de Milei ha recurrido a Estados Unidos como socio estratégico clave. Según información reciente, el gobierno estadounidense está evaluando un acuerdo de intercambio de divisas (swap) con Argentina por US$ 20.000 millones para brindar liquidez al Banco Central y contener la crisis financiera local.
La propuesta del swap aparece como una medida de contención frente a escenarios de fuga de capitales, pérdida de reservas y tensión cambiaria. El respaldo estadounidense podría actuar como dique de contención frente a desequilibrios internos que, de no controlarse, amenazarían con desatar una crisis más profunda.
Este recurso —más allá de su valor monetario— también opera como señal política y financiera: demostrar que el país aún puede movilizar apoyos externos refuerza la confianza de mercados, inversores y actores internacionales.
Credibilidad y respaldo institucional: el apoyo norteamericano puede tener un efecto inmediato sobre las expectativas de los mercados y de los actores locales.
Acceso a líneas de liquidez: un swap permite que el Banco Central acceda a dólares en momentos críticos sin recurrir exclusivamente a reservas internas.
Relaciones geopolíticas y simbólicas: el acercamiento con EE. UU. plantea una estrategia de alineamiento internacional para reforzar la imagen del país frente a organismos multilaterales e inversores externos.
Sin embargo, esta estrategia no está exenta de desafíos. Algunos de los posibles riesgos:
Condicionalidad política y económica: Estados Unidos podría exigir reformas estructurales o condicionamientos alineados con sus prioridades geopolíticas.
Percepción de dependencia externa: depender del apoyo estadounidense podría generar críticas desde sectores que defienden una autonomía más fuerte frente a potencias globales.
Impacto interno: las medidas deberán acompañarse con políticas fiscales y monetarias coherentes; de lo contrario, el alivio externo podría diluirse rápidamente ante desequilibrios domésticos.
En síntesis, la negociación de un swap con EE. UU. refleja que el gobierno de Milei está apostando a un respaldo externo para evitar un colapso inminente. El acierto residirá en convertir ese apoyo en una palanca de confianza y estabilidad interna, y no en una solución puntual. El desafío político será equilibrar ese apoyo con reformas estructurales que fortalezcan el aparato financiero y la credibilidad del Estado.