El mercado inmobiliario atraviesa un momento de incertidumbre por la caída en la entrega de créditos hipotecarios. Aunque todavía no se observan bajas generalizadas en los valores de casas y departamentos, la menor financiación ya impacta en la dinámica de compra-venta y genera dudas sobre la evolución de los precios en los próximos meses.
Actualmente, alrededor del 20 % de las operaciones en la Ciudad de Buenos Aires se concretan con algún tipo de crédito, pero las condiciones se volvieron cada vez más restrictivas: tasas más altas, requisitos más duros y un dólar en alza que complica la planificación de quienes buscan acceder a la vivienda propia.
Inmobiliarias y especialistas coinciden en que la incertidumbre electoral también juega un rol clave. Según advierten, si no regresa el crédito en condiciones accesibles, el mercado podría entrar en una etapa de reacomodamiento recién en 2026, con una posible desaceleración de operaciones hasta que aparezca un nuevo escenario económico.
La falta de liquidez de los bancos es otro factor que limita la expansión de los préstamos. Incluso el Banco Nación, que hasta hace pocos meses ofrecía opciones más accesibles, elevó sus exigencias de scoring, lo que dejó afuera a gran parte de los potenciales compradores.
Mientras tanto, los valores se mantienen estables, aunque con más margen para negociar en operaciones concretas. El desafío del sector pasa ahora por sostener la actividad en un contexto donde el crédito, pieza central del negocio inmobiliario, se volvió cada vez más escaso.